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Soledad (XVII)

Soledad hoy ha decidido echarle un órdago al Sol: se ha arrebujado sobre el césped de la falda de Peter Pan, arrullada por el aleteo incesante y fosforescente de la varita de Campanilla, en el País de Nunca Jamás.

Hoy es Wendy, y contempla arrobada esos puntitos brillantes sin Edad (¡oh, estrellas!) que iluminan el cielo jugando al corro tras apagar al sol.


Soledad se estremece, se regocija, contiene una sonrisa que estalla en carcajada. ¡Ha conseguido engañar al Sol!


Los pájaros se asustan y enmudecen sus trinos.


Ana Rosa M. Portillo
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