Llegará la muerte
y pintará tus uñas de color azul;
de malva tus dedos,
tu piel sin poros
de bálsamo amarillo;
de gris ahogado
la carcasa de tus huesos.
Luego vendrá la muerte otra vez,
tan callando,
y dibujará nardos en tus ojos ciegos,
rocío rancio en tu cuello viejo,
plata sin alas en tus mejillas magras...
Y vendrá otro suelo y otro cielo y otro sueño
para que tú les cantes las delicias del ayer,
para que tú, ay, ya acabado,
les regales tu cara recién lavada,
tus uñas añiles nuevas,
tus mejillas rosas,
tu cuerpo revivido sin
las magulladuras viejas...
Y dirás y pensarás:
¿eso fui?
Sí, eso fuiste.
AnRos
La muerte se cierne sobre el tú gramatical -que es el yo del poeta - y aparece dos veces para terminar el cuadro; en su segunda aparición, trata de arreglar lo irremediable. Quizás la vejez y la muerte, tal vez la muerte y el olvido, o la muerte y el recuerdo que transfigura una imagen perdida. Pero hay una etérea esperanza en un más allá donde nos veremos, desde una conciencia inmortal, plenos de nuevo. El pie quebrado manriqueño se intercala en un poema de tono juanramoniano -y yo me iré, y se quedarán los pájaros cantando - donde el futuro de la primera parte se contrapone al pretérito perfecto simple de la simple y gran pregunta: "¿Eso fui?", a…