antes de ser pronunciadas.
Nacen en el pensamiento y,
cuando queremos decirlas, hacerlas
carne de luz
ya se han ido. Adónde.
Se deshicieron
las palabras en sílabas antes de conocer la luz;
las sílabas se deshilvanaron en
fonemas antes de intuir siquiera que
después
serían sólo un quejido:
lágrimas de estrellas tampoco nunca nacidas
del todo,
sonidos que se enredan en el silencio.
AnRos
La insoportable levedad del decir recorre el poema. Las palabras aparecen de no se sabe dónde y se disuelven en el silencio sin poder arraparlas. Nosotros, estrellas no nacidas del todo, emitimos quejidos que se pierden en el silencio, lágrimas que se deshacen en sílabas y fonemas. Las palabras quieren iluminarnos, pero se van no sabemos dónde.
Un poema brillante, lúcido.