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La tempestad

Alba Neira

Estoy aprendiendo a callar las miles de cosas que tengo por decir, a guardar silencio cuando lo único que quiero es gritar que no me lo merezco. Gritarte al oído que no soy yo, que no te hago daño y que solo te muestro lo que soy.


Te enseño mi dolor, es todo lo que tengo. ¿Puedes verme entre todas estas grietas?


Verme en lo que callo y lo que digo o verme en lo que siento y no comprendo. ¿Puedes verme cuando cierras los ojos?


En los caminos que recorro y no te encuentro: en los abrazos que me hacen encontrarme o en los besos sin sentido.


Me miras pero no me ves, porque me escuchas pero no me oyes. Me sientes porque mi alma titila, vibras conmigo porque todo se tambalea. ¿Me ves cuando no quieres o me quieres cuando no me ves?


Acaricio tu alma aunque me corto, tú acaricias mi cuerpo lleno de batalla. Meces mi pelo como si fuera tu primera visión, lo sueltas como si te pesara entre los dedos.


Somos más Aquiles y Patroclo que Sísifo y su roca, ¿acaso no lo ves?


Más ego que piedra, más pasión que condena, más amor que batalla.


La tempestad
Fuente: Pinterest

Alba Neira (Instagram: @alba.neirar)

2 Comments


Guest
hace 6 días

La relación entre el y el yo se desarrolla a través de una serie de oposiciones (callar/decir) y aparentes contradicciones (¿Puedes verme cuando cierras los ojos?) y paradojas (me miras pero no me ves) donde los sentidos del oído y el tacto son los protagonistas. El yo duda de las certezas que acumula y le pregunta retóricamente al , extrañado de la ceguera de su amante: ¿Acaso no lo ves? Junto a las acertadas referencias clásicas, hay ecos de Neruda (La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros, a lo lejos) y de Cernuda (aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos / proclama ante los hombres la verdad ignorada, / la verdad de su amo…

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Guest
hace 6 días

Bueno, sencillamente precioso. Seguro que hay solución, como los ríos tras su desborde.

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