«Todos los seres vivos conocidos, y los ya extintos que estudia la Paleontología, provenimos de un antepasado común al que hemos llamado LUCA (acrónimo en inglés de Last Universal Common Ancestor). LUCA fue un tipo de microorganismo que vivió hace aproximadamente 3.600 millones de años». ¿Sabemos cómo empezó la vida? Carlos Briones. Diario de Burgos. Domingo, 9 de abril de 2023.
Y así, el fluir del agua, a la vez que esculpía el planeta, moldeaba igualmente la vida. Surgieron venas como ríos, desiertos epidérmicos, cerebros pantanosos, selváticos intestinos, ojos insondables. Silenciosas corrientes horadaban la caliza como la húmeda médula vivifica los huesos, extraños seres habitaron las fosas abisales mientras hordas microscópicas colonizaban las paredes del estómago. Como manglares, los ganglios linfáticos hundían sus raíces en la carne, dúctil y fresca como la arena de la playa recién lamida por las olas. Finalmente, el agua se hizo mujer, y habitó la Tierra.
Durante milenios, mujeres y hombres se acercaron al agua con un profundo respeto, intuyendo su propia naturaleza líquida. Los neandertales, que conservaban en su memoria recuerdos ancestrales, descansaban junto a las fuentes sabiendo que el dulce sonido del manantial espantaba los malos pensamientos y atraía la buena suerte. Los sapiens, por el contrario, renegaron de los espíritus del agua: bebían ansiosos del regato, levantaban al momento, desconfiados, la cabeza, y olfateaban el horizonte en busca de carroña.
El invento de la agricultura supuso el olvido definitivo. El hombre, encadenado a la tierra, esclavizado por las gramíneas, miraba las nubes, la forma más pura del agua, con esperanzas mezquinas, preñadas de excedente, de acumulación, de rapiña, de envidias y de muerte. Prisionero de las estaciones, tuvo que domeñar el agua: desvió el curso natural de los ríos, desecó lagunas, construyó presas y canales, levantó acueductos, excavó cloacas. Trató a su madre, el agua, como a una puta. La mostró como una elegante concubina en las termas romanas, la manoseó en los cangilones de los molinos del valle de Manzanedo, la manchó con sus detritus en Benarés, junto al río Ganges.
Al contaminarse el agua, la mujer sabía que se contaminaba su cuerpo y su espíritu. Al varón, reservorio genético, sordo a la llamada del agua, cegado por la codicia, nada de eso le importaba. Hasta ahora.
Empezamos a ser conscientes –los señores de la guerra– de que somos seres de agua. En el mar de lo cotidiano asoman trágicos icebergs. Algunos días, las risas surgen a borbotones y sueltan alegres vapores. Otros, nos adentramos en húmedas grutas donde intuimos estalactitas de antiguos pesares, peligrosas pozas de angustia y desesperación. Las tuberías del alma tienen óxido de amor, fugas de ilusiones rotas, llaves de paso que se cerraron para siempre. De tarde en tarde, en medio de la calle melancolía, nos sorprende la lluvia.
En Burgos, a 20 de abril del 90.
El socio n.º 3
Ahora que releo este conmovedor texto del socio n.°3 sin los efluvios trastocadores de la meloncolía, siento ganas de retrotraerme en el tiempo y en la historia, al modo de la visión apocalíptica hacia el origen que parece proponer este texto tan hermoso, cuando el agua era sólo promesa de vida...Así, me he cobijado de nuevo en el útero materno, donde el agua es nutrición orgánica de manzana de paraíso justo en el momento de ser mordida...
Después he nacido, y he conocido la sal en el agua ya algo turbia de mis primeras lágrimas...
Luego, he bebido el agua agridulce del calostro de la leche que me amamantó...
Después, he ingerido el agua del grifo de la p…
Vamos a ver, queridos míos, paso a paso... Nuestro admirado amigo tiene un dolor, tiene un problema (como todos por otro lado, vive Dios), pero el dolor que desgarran las fauces de su artículo merecen , cuando menos, una conmiseracion de amigos más allá del dolor. Amigo, te leo y siento que has caído en las garras de la desesperación...Oh, no, eso nunca! El Cielo fue siempre infierno hasta que le permitieron ser cielo"for ever" (y qué chulo suena eso en inglés). Mierda. Quédate con tu silencio, con tu lamento y con tus vacas. Te admiro.
Cómo un texto millasiano puede ser tan poético... De lo cotidiano - nuestro Juanjo, nuestro Joaquín - a lo renacentista: "corrientes aguas puras cristalinas/ árboles que OS estáis mirando en ellas.
Malos tiempos para la lírica... Porque aparece enseguida Edipo, revelando el enigma de la esfinge acaso sin saberlo, un edipo que, como todos, es un bebé tiránico que quiere todo, incluso disfrazado de hombre de la guerra.
Como dije, la mujer es un vaso desbordando vocales en boca de los surrealistas, y un océano en los versos de Béquer.
La mujer es el agua, sí, pero también la madre tierra que atrapa a los hombres... Destruyéndola creen ser libres, o ser... Y en esa ciega paradoja pasan su vid…