Colores, matices, cromas de olores elegantes, discretos y abundantes. La exuberancia de la naturaleza se refleja en los pétalos de una rosa coloreada por los rayos de sol que rebotan en ellos.
Bermellones, rosáceos, turquesas; un excelso mirar por la fuerza de sus muros de espina. Tallos como huesos etéreos que mudan al viejo ciprés e hienden de rayos de caricias al olmo seco.
El espíritu del cielo y de la tierra se mece en las alas parpadeantes de las visitantes doradas de miel, punto en el que convergen las miradas de luz que se alzan al abismo de la esperanza entre sensaciones perladas de corazones vivos.
NeiRma
El estilo sinestésico y automático de la autora nos sumerge en un mundo de colores y sensaciones que no necesita ninguna exégesis. Las imágenes nos recorren y las rosas mariposas, los tallos que son huesos, o rayos, establecen inesperadas relaciones entre palabras cuyo significado se amplía sorprendentemente. Es un poema para dejarse llevar y disfrutarlo.
Precioso. He visto belleza; he aspirado aromas; he sentido el aguijón de la avispa libando; he visto al cielo regalando lágrimas de joyas.... Ya puedo echar la siesta, acompañada de tanta exuberancia. Soñaré con flores, con cielos, con ese otro mundo más antiguo que ya se está yendo.