Soñar ya no sirve: la vida es peor...
(¿qué haría hoy nuestro Segismundo
amado en el mundo de hoy?)
Segismundo, amigo, no llores:
hoy tus rejas son flores.
Entelequia el sueño.
¿Qué hará el mundo mañana,
si el de hoy no fue? ¿Cómo hacer
continuo un camino
que nunca se dibujó en plano alguno?
Entelequia la vida.
Una flor ha llorado hoy en mis manos...
Le pregunté por qué; lloró más,
sin responder... Yo no entendía nada...
Entelequia lo dulce.
La música suena estridente, casi imposible de soportar, de alta...
Ruego al camarero que la aminore
un poco, por favor...
Mirada dura de lagarto por respuesta,
manos de mármol sobre el mármol:
corazón de metal que nunca supo latir.
Entelequia el ocio.
El ruido es estridente, casi insoportable;
entra una mujer altísima en el pub;
me levanta en volandas,
¡me ama!, dice... Pero ¿por qué?
Entelequia el absurdo.
Pierdo el abanico rosa (apoyado en la barra quedó, sin yo saber...) Alguien empujó mi cuerpo para acceder al baño, yo despistada, porque escuchaba a los ojos de una mujer que contaba que hacía sólo unas horas el mejor amigo de su hijo se había suicidado...
Hay ojos que, sin ver, lo dicen todo.
Entelequia la muerte.
El abanico rosa dormitaba sobre la repisa izquierda de una mesa redonda orillada en una esquina del pub. Una mujer de uñas impecables y mirada desorbitada gritándome que me largarse, que no provocase más a sus hombres estupendamente enamorados de ellas...
Entelequia el asco.
Ya, regresando a una casa que ya no sé muy bien de quién es, un mendigo me mendiga el prodigio de un plan de vida para ser él mañana como soy yo hoy...
Entelequia el prodigio.
No sé si el mundo es grande
o chico;
sé que a mí se me hace
inconmensurable.
Entelequia el juego de dimensiones
tiempo/espacio; vida/muerte: destino/milagro.
(Aristóteles lo sabía todo
sin saber nada.)
A lo lejos ruge el mar, enfadado
como siempre... Y tiene razón.
Entelequia...
AnRos
¿Qué es exactamente una entelequia? ¿Algo que solo existe en nuestra imaginación? ¿ Algo que no puede existir siquiera? El exhaustivo listado de ensoñaciones incluye algunas sorprendentes y tremendamente poéticas: el propio sueño, el prodigio, lo dulce, el asco. Especialmente este último nos remite al manifiesto dadaísta, al nihilismo más extremo. La sucesión de alucinaciones de tintes cotidianos y la salmodia posterior conducen a una afirmación del yo a pesar de todo, más allá del saber, en un escenario -la naturaleza, el mar- ajeno a nuestras limitaciones. Un poema original, magnífico.