Dudas y más dudas. Decisiones que envuelven la mente de pensamientos malos, buenos, con sentido y sin él; definidos, propios, ajenos, incompletos, exactos, sentimentales, cercanos. Recuerdos que amenazan con volver e interrumpir la maraña de asuntos y temas que viajan de una esquina a otra confundiendo y confundiéndose. El futuro es incognoscible, pero puede ser imaginado, soñado, dibujado. El pasado es el que es y ha sido; para cada uno el suyo: todos diferentes, con infinidad de matices y tonalidades, pero todos únicos y pasados, ya inalcanzables. Las decisiones que uno puede tomar se mezclan infinitas en los pensamientos, no tanto por su concepto en sí, sino más bien por las consecuencias que pueden tener; y a su vez por las consecuencias derivadas de esas consecuencias y... y... y... Todo es un jaleo mental, un embrollo puro que se mezcla y entrelaza entre pepitas de chocolate.
NeiRma
El otro día estuve viendo el programa de Órbita Laika en TVE2. Hablaron del tiempo y su relación con la escritura. Los occidentales visualizamos el pasado detrás y el futuro delante porque escribimos de izquierda a derecha. Pero los chinos, que escriben de arriba a abajo, imaginan el pasado arriba y el futuro abajo. En otros idiomas, como el quechua, el futuro está detrás, invisible, y el pasado, delante, a la vista de nuestros ojos. Incluso hay un pueblo que visualiza la línea del tiempo de este a oeste, siguiendo el curso del sol. Este original fragmento describe poéticamente nuestro caminar confuso por esa línea. El final, en perfecta consonancia con la fotografía, es brillante.
Un pensamiento profundo, clarificador, evidente, también original... Una gruta dulce , la de la foto, donde cada pepita de chocolate significa, quizá, un hito en el camino de la vida dibujado por el pertinaz buril de la coherencia.
A seguir sembrando pepitas de chocolate que guíen el camino. A seguir caminando.