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Revista BuCLE

El tiempo de la gente (I)

Me encanta leer la edición del domingo del Diario de Burgos a lo largo de la semana siguiente. Repasando el último número, el del domingo 9 de octubre, el n.º 42.333, nos encontramos con José Antonio Caro, el portero del Burgos que ha batido el récord de imbatibilidad; a María Olga Hernando Martín, la Directora de la Seguridad Social en Burgos; a los dos policías, Raúl Santamaría y Jesús Postigo, que asesinó Rafael Bueno Latorre; al Vicario Judicial, Donato Miguel Gómez; a los vecinos de Huerta del Rey celebrando las Fiestas de la Virgen del Rosario, a los de Hontoria del Pinar clamando por la despoblación rural; a la pintora María José Castaño y sus maravillosos ríos; a Abdul Fatou y Daipha Celestine, dos niños cameruneses que han recibido una prótesis a través de la Fundación Mayo Rey; a María y Begoña, dos vecinas de Miranda enfadadas por la pérdida de conexiones ferroviarias; a Fray Pedro de Villacreces quien, a pesar de sus muchos sacrificios, no fue elevado a los altares; a Marino Fustel y su banda «garrapatera» Farrustel&LaFarrulata; a Estrella R., bailarina que crea sus espectáculos escénicos en una cabaña de la Sía –ole sus ovarios–; a Clara Sanz López, secretaria general de Formación Profesional; a los políticos independentistas catalanes, a Abascal; a los familiares de las víctimas del accidente de la curva de Angrois; a Garcilaso de la Vega; a los jugadores del Burgos, a los seguidores del Alavés, a más y más jugadores de fútbol, de baloncesto, de balonmano; al inigualable ciclista Alejandro Valverde y, en la contraportada, al recientemente fallecido Fede, el fotógrafo de Burgos. Excepto los políticos mencionados, todos los demás son gente. La mayoría, buena gente; el asesino, mala gente.


Los intelectuales al servicio del poder siempre han establecido grupos en la comunidad de los hombres. Más allá de las organizaciones tribales, los clásicos distinguían entre hombres libres y esclavos; por el siglo IV, aparecieron los colonos; después, los vasallos y feudatarios; con la Revolución Francesa, llegaron los ciudadanos, de aspecto muy liberal y democrático pero de escaso éxito; progresivamente, se impuso el término pueblo y su romántico volksgeist, cuyas nefastas consecuencias llegan hasta la actualidad; finalmente, y simplificando, que es gerundio, se acuñó el término clase social. Al parecer, las clases sociales están diluyéndose para dar paso a una nueva división de la gran tribu: la gente y los otros. Como decía, entre los otros estarían, entre otros, los políticos, los que ganan más de 100.000 euros al año y pueden ser felices –según el estudio de los nobeles de economía Daniel Kahneman y Angus Deaton– , los poderes ocultos y Tamara Falcó.


Así pues, ahora es el tiempo de la gente, de las personas, de los colectivos –ahí es nada el colectivo LGTBIQ+– de las asociaciones, de los clubes y de las peñas.

Pero lo que más me ha llamado la atención del Diario de Burgos dominical es la página dedicada al Evangelio, escrita por nuestro arzobispo Mario Iceta Gavicagogeascoa. La Iglesia milenaria y sabia a menudo nos da claves de interpretación de la Historia a las que conviene prestar atención. El prelado comunica a sus fieles, a sus hermanos y hermanas de la gran familia católica, que esta semana se han celebrado las Témporas de acción de gracias, petición y perdón. Allá por el siglo III, las comunidades cristianas adoptaron las festividades paganas asociadas al ciclo de la naturaleza –siembra, cosecha, vendimia– y las reconvirtieron en breves ciclos litúrgicos. La Iglesia, sabia y milenaria, sabe que el hombre es mortal y, por lo tanto, su naturaleza es temporal. La organización del tiempo de los hombres supone su control: al cabo de los siglos, el toque de las campanas regía el quehacer diario de los hombres del campo y de las ciudades. También el Estado trató de dominar el tiempo de los ciudadanos, el capitalismo y la burguesía el tiempo de la clase obrera –todavía están en ello, porque para los ricos, ya lo he dicho, el tiempo no existe–, y el comunismo y el fascismo, para qué hablar. Pero ahora la gente empieza a darse cuenta de que el tiempo es suyo. Los hombres se desperezan tras un largo sueño de dominaciones y se encuentran con el tiempo entre sus manos. A ver qué hacemos con él.


Imagen editada por Neila M.ª Rodríguez a partir de una foto de El País y otra de CincoDías

El socio n.º 3

2 Comments


Guest
Oct 21, 2022

Un texto sencillo, completo e interesante, que habla del tiempo a través del tiempo, de las élites y la plebe, de la dominación sempiterna del vulgo por parte de todos los poderes que en la Historia han sido...

Un texto que habla del tiempo, de esa entelequia inventada para someter a los que solo entienden el Tiempo como visagra integrante de los ciclos naturales de la tierra y de los caprichos del cielo... También como camino inapelable hacia la meta final, que es la muerte. (Eso lo sabe hasta el más humilde pastor que realiza su loable faena en lo más recóndito de los Andes.)

Quizás siempre haya sido eso y solo eso el Tiempo. Lo demás son estrategias de…

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Guest
Oct 21, 2022

Usted, socio 3 número, es, "en el buen sentido de la palabra, bueno", un alter ego del autor sevillano que encontró el paisaje solidario de su alma en estas nuestras tierras castellanas.

"Ojalá las paredes retengan vuestro ruido de camino cansado y no se vaya la lluvia detrás de vosotros. Ojala no se acaben vuestras palabras precisas, ni vuestras vuestras miradas perfectas... Porque necesitamos veros: en todos los segundos, en todas las canciones." (Que me perdone Silvio Rodríguez, si mi memoria de viernes otoñal y solitario no ha subvertido literalmente su canción).

En el poema que a tantas Julias dio a luz, no por boca de José Agustín Goytisolo, sino de Paco Ibáñez, les decía aquel: "Un hombre solo, un…


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