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"El leopardo de las nieves" bajo los ojos de un biólogo

Los cines Van Golem proyectaron en una de sus salas durante una única sesión en la tarde del 17 de noviembre de 2022 el documental francés titulado El leopardo de las nieves. Este metraje fue galardonado con el premio César (el equivalente galo a los Oscar de Hollywood) al mejor documental de 2021 y tuve el privilegio de ser uno de los asistentes que pudo presenciarlo en la pantalla grande.

Leopardo de las nieves. Fuente: Pixabay. Autor: Pixel-mixer

Como persona dedicada a la ciencia de la vida, considero que este documental rompe los tópicos de la inmensa mayoría de programas de la 2, que acostumbra a ver el público por las tardes y que sirve de ejemplo perfecto para que el espectador vea, desde un punto de vista más cercano a la realidad, el arduo trabajo que hay detrás de la foto o escena perfecta de un ser vivo en su entorno natural. En esta ocasión el presentador no es el estándar arquetipo de aventurero salido de un rodaje de Indiana Jones con barba de pocos días, sonrisa blanca perfecta y sombrero de vaquero, que narra los hechos mientras una manada de cebras y ñúes pastan en una dorada extensión de gramíneas a sus espaldas. El entorno no es ni la sabana africana, ni la selva amazónica vista desde el aire, ni los vastos pastos de las llanuras norteamericanas, ni la gran barrera de coral australiana. Este filme nos lleva al mismísimo corazón del continente asiático: un lugar situado a más de cinco mil metros sobre el nivel del mar donde, por extraño que parezca, la nieve no es habitual y en su lugar, amplios valles yermos o solo cubiertos de hierba, y laderas pedregosas predominan en el paisaje. La trama nos presenta una premisa sencilla: el viaje de dos hombres (un escritor y un fotógrafo) a este lugar recóndito y poco conocido, con el fin de poder filmar a uno de los animales más enigmáticos que lo habitan: el irbis, más conocido vulgarmente como el leopardo de las nieves.


Paisaje tibetano. Fuente: Pixabay

Este félido es inconfundible debido a su tupida cola y pelaje blanco y grisáceo, salpicado de manchas oscuras que, como comentó el renombrado paleontólogo y habitual de las tierras burgalesas Juan Luis Arsuaga (quien impartió una charla previa al visionado), permite el camuflaje en ese entorno rocoso. A pesar de que la acción gire en torno a conseguir grabar unas imágenes del mismo, lo cierto es que se trata de una excusa que encubre el verdadero significado de la película, que no es otro que una alegoría a la paciencia. Una inmensa cantidad de tiempo que los protagonistas invierten deambulando por ese paisaje bello, pero inclemente por el viento gélido, buscando el lugar idóneo para asentar su campamento para después, de nuevo, pasar más horas todavía agazapados, esperando a cualquier movimiento, señal o pista de que a cientos de metros, en algún lugar a su alrededor o bien en el monte situado ante sus ojos, hay un animal que pueda ser captado por sus cámaras fotográficas y prismáticos. Las probabilidades de éxito son bajas, pero son muy conscientes de ello, y es ahí donde se aprecia la disparidad entre ambos. El fotógrafo es un entusiasta viajero que conoce bien esos lares, sus gentes y la fauna, que disfruta de esos ratos de serenidad esperando que algo se ponga a la vista de sus lentes y que afirma que es más feliz allí que paseando por las calles parisinas. Al contrario que el escritor, menos acostumbrado a este tipo de experiencias, que no puede evitar filosofar sobre el lugar que ocupa el ser humano en el mundo o meditar sobre cualquier cosa que le ronde la cabeza o simplemente, tener algo de conversación con su compañero.


Figura de un leopardo de las nieves. Fuente: fotografía realizada por el autor (2003)

Dejando a un lado el componente más profundo y sentimental, lo que realmente me ha parecido más correcto del filme es que muestra, de primera mano, el proceso de búsqueda y filmación. Personalmente, me resulta acertado que se muestren escenas sobre cómo estudian el terreno en busca de huellas u otros indicios de la presencia de los animales, o bien cuando colocan una cámara trampa en un desfiladero que identifican como un lugar de paso de los habitantes del lugar. Este utensilio es uno de los más utilizados actualmente para la toma de imágenes de animales escurridizos. Basta con programarlo para un número determinado de horas de funcionamiento, y el aparato grabará y tomará imágenes de cualquier criatura que pase por delante de su sensor infrarrojo.


Y, por supuesto, obviando los maravillosos y sobrecogedores paisajes que nos demuestran que hay lugares del mundo en los cuales nuestra especie se ha asentado, pero no ha conquistado, puesto que aquí solo viven pequeños grupos de pastores nómadas de yaks, la fauna es el elemento que me ha causado mayor fascinación. Me parece francamente asombroso que, a pesar del viento, del frío, de los terraplenes o de las escarpadas montañas, una gran riqueza de especies de aves y mamíferos habiten en este lugar: pájaros, buitres, yaks, antílopes, ciervos, barales (cabras salvajes), kiangs (asnos salvajes), picas (parientes de los conejos con orejas cortas y conocidas por sus potentes silbidos), zorros, lobos, osos, manules (una especie de gato salvaje gris, rechoncho y muy peludo); y, por supuesto, aquel que da nombre al metraje: el leopardo de las nieves.


Si al final la intrépida pareja consigue o no dar con él, es algo que yo me reservo a decir aquí y que, por ende, os animo a que lo descubráis por vosotros mismos.


Daniel Gallego Ortúñez

3 comentarios

3 Comments


Guest
Jan 27, 2023

Una bonita reflexión la que nos regala Daniel: no importa tanto la consecución plena de un objetivo cualquiera como el trabajo, la paciencia y el empeño que se pone en él.

En este mundo tan acelerado en el que vivimos, consuela y anima intuir que, con mucha paciencia y con las ideas muy claras, es posible un atisbo de felicidad y de realización personal.

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Guest
Jan 25, 2023

Has explicado perfectamente el significado y el contenido del Leopardo de las nieves e invitas a que queramos saber más. ¡Sencillamente magnífico!

Ana

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Guest
Jan 25, 2023

De nuevo, un artículo muy interesante, que nos hace reflexionar sobre los aspectos menos conocidos de los buenos documentales. Personalmente, yo estoy bastante decepcionado con los últimos documentales que he visto en la 2: me parecen imágenes prefabricadas, corta y pega, fáciles de captar en las reservas africanas o en otros sitios donde la fauna está controlada de alguna manera. La existencia de esos espacios casi vírgenes que nos presenta el autor del artículo me devuelve la confianza en el trabajo honesto y en la grandeza de lo salvaje, lo ajeno a la civilización.

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