El patio de mi casa
no es particular:
se oyen sartenes saltando,
lavadoras centrifugando,
perros que ladran,
niños que lloran
o que ríen...
Semiescondida, escucho
el parloteo de las vecinas:
«Mamá», le dice la hija a la madre,
mientras sacude el trapo del polvo
en la repisa de la cocina...
¡«Mamá»!, qué palabra tan
bonita.
AnRos
Y qué trazo tan bonito el del dibujo que ilustra este sencillo poema!
Un sentido poema dedicado a una de las primeras palabras, si no la primera, que todos aprendimos a decir. Por encima de los ruidos y del hablar por hablar, esa palabra se queda suspendida en el aire del patio y lo ilumina. Un poema sin adornos, con la única pretensión -no es baladí- de compartir el sentimiento de amor más puro e incondicional, el amor filial.